En el contexto actual, el coste del transporte no puede seguir siendo un elemento invisible dentro de las cadenas logísticas: debe incorporar los impactos reales que genera, tanto medioambientales como sociales y operativos. Esa es la tesis central trasladada recientemente por diversos expertos del sector en Canarias.
Medir lo que cuesta: más allá del combustible
El precio que paga una empresa por mover mercancías abarca mucho más que el gasto en combustible o mantenimiento. Incluye desgaste vial, emisiones contaminantes, congestión, recursos humanos, riesgos y externalidades que también deben ser valoradas. Cuando no se internalizan estos costes, quienes pagan finalmente son la sociedad y el medio ambiente.
La urgencia de una tarifa justa y transparente
Para garantizar la sostenibilidad del modelo logístico, las tarifas de transporte deberían estructurarse de forma que reflejen:
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La huella de carbono real de cada operación
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El uso del espacio vial y su mantenimiento
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Las condiciones laborales, seguridad y riesgos
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La eficiencia operativa y gestión del tiempo
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Las regulaciones ambientales o futuras normativas
Solo con tarifas que integren estos factores puede evitarse una competencia desleal en el sector y garantizar que quien contamina o consume más pague proporcionalmente.
Canarias: campo de pruebas para medidas responsables
En el caso de Canarias, donde el transporte de mercancías es clave debido a su condición insular, las tarifas que no reflejen el verdadero coste generan distorsiones significativas. La incorporación de criterios sostenibles y ecológicos en los precios podría favorecer la eficiencia, la innovación y una logística más equilibrada.
Además, una estructura tarifaria ajustada podría apoyar iniciativas de transporte más limpio (vehículos eficientes, combustibles alternativos o métodos multimodales) y facilitar la transición a una economía más verde.
Hacia un nuevo paradigma tarifario para el transporte
Varios pasos podrían contribuir a la implantación de precios más realistas:
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Metodologías de cálculo estandarizadas para medir externalidades ambientales y sociales
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Incentivos y penalizaciones que motiven el uso de tecnologías menos contaminantes
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Transparencia en la cadena logística, con trazabilidad del coste por tramo
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Colaboración público-privada para definir tarifas reguladas que integren estos criterios
Solo así el precio del transporte será realmente una herramienta para equilibrio, no una barrera.
