El transporte marítimo se encuentra en una situación delicada. La tendencia al alza de los fletes y la falta de contenedores, entre otros retos, está obligando a buscar alternativas para mover las mercancías a nivel global.
Ejemplo de ello son las 20.000 toneladas de Ácido Tereftálico Purificado (PTA) que llegaron en la bodega del “Venture Breeze” a finales de la semana pasada a la terminal de Grup Mestre-Sammer en el Port de Barcelona. Se trata de una carga que habitualmente se transporte en contenedor pero que dadas las circunstancias se ha optado por su transporte en bolsas (big-bags).
“Por la situación actual a nivel mundial respecto al tráfico de contenedores, se ha tenido que montar esta mercancía en convencional”, inciden, “como el resto de mercancía que trae este buque, que lleva también ánodos de carbono, que van en tránsito”. Se trata, recuerdan, de mercancías que por sus características y a nivel logístico “es mejor transportarlas en contenedor”.
Al “caos” existente, con mercancías incluso pendientes de embarcar y colapsos en los puertos, se suman las consecuencias del Canal de Suez y del COVID-19. “La cadena logística no es una máquina con botón, es todo un engranaje que, cuando uno de ellos falla, hay que buscar soluciones, como es el caso de este tipo de mercancía. Un cambio para resolver la problemática surgida”, señalan desde Mestre-Sammer.
A este respecto, por la propia dinámica del sector y con la esperanza de volver “al sistema anterior”, se prevé una relocalización de la producción.
“La cadena logística no es una máquina con botón, es todo un engranaje que, cuando uno de ellos falla, hay que buscar soluciones, como es el caso de este tipo de mercancía. Un cambio para resolver la problemática surgida”
Fuente: https://www.diariodelpuerto.es/